viernes, 18 de agosto de 2017

Optimismo en el sector de la guayaba, pese a los efectos del marchitamiento



El sector sudafricano de la guayaba se basa principalmente en un cultivar local llamado Fan Retief, con una pulpa de un vivo color salmón. El cultivar deriva de las guayabas originales llevadas al Cabo desde Madeira por los primeros colonos holandeses en el siglo XVII.


Puesto que es una fruta tropical que no tolera las heladas, la mayor parte del sector se encuentra en el Cabo Occidental y también en el norte subtropical del país, como Levubu y Mpumalanga Lowveld, pero las perspectivas de la guayaba son muy distintas en estas dos regiones productoras.

El Cabo Occidental ha vivido un renacimiento de la producción de guayaba, encabezado por la industria conservera y zumera. La inmensa mayoría de las guayabas producidas en esta provincia se destinan al procesamiento, de las cuales en torno a la mitad se exportan en forma de puré. El particular tono rosa del cultivar Fan Retief es muy apreciado por los productores de zumo internacionales y prácticamente ninguna de las guayabas cultivadas en otros lugares lo igualan, con la excepción de algunos cultivares brasileños e indios.

El sector de la guayaba es relativamente pequeño en el Cabo Occidental, con alrededor de 650 hectáreas plantadas, pero su crecimiento sigue un ritmo constante. "Somos muy optimistas con respecto al sector de la guayaba en el Cabo Occidental, pero queremos que crezca poco a poco con los productores actuales", explica Poena Malherbe, presidente de la Guava Producers’ Organisation. Esta organización está invirtiendo en nuevas técnicas de cultivo inspiradas por los sectores de la fruta de pepita y la fruta de hueso del Cabo Occidental, como los nuevos métodos de espalderas para mejorar la productividad y facilitar la cosecha. "Tenemos la esperanza de volver a cosechar 25.000 toneladas en el Cabo Occidental este año, pero, con la sequía, seguramente no llegaremos a esa cifra".

El gran factor diferenciador de la producción de guayaba en el Cabo Occidental es la ausencia de una enfermedad bacteriana devastadora que provoca marchitamiento y se transmite a través del suelo y que ha causado estragos en las plantaciones de guayaba de Limpopo y Mpumalanga, tanto que se estima que no queda más que un puñado de productores en la zona de Nelspruit. La totalidad del sector se basa principalmente en el mismo cultivar, Fan Retief, lo cual podría colocarlo en una situación precaria si la enfermedad se propagara hacia el sur.


Nuevas variedades resistentes al marchitamiento
La División de Cultivos Tropicales y Subtropicales del Instituto de Investigación Agrícola obtuvo un cultivar resistente al marchitamiento en el año 2000, el cultivar TSG2, pero se volvió vulnerable a esta enfermedad en 2009. "Creemos que la enfermedad ha mutado", afirma Salomie Willemse, del ARC (Centro de Investigación Agrícola) de Nelspruit, quien dirige el banco de genes de guayaba, con material de todo el mundo, con las que hace cruces para obtener una nueva variedad resistente. Su investigación de la guayaba también incluye una radiación gamma (que ha dado como resultado guayabas con mejor color y menos semillas, que es lo que se proponen), así como intentos de germinar semillas de guayaba en un medio que contiene una toxina del marchitamiento para fomentar la resistencia.

No se sabe con seguridad por qué la enfermedad no prolifera en el Cabo y es demasiado arriesgado llevar allí el patógeno para probar la resistencia. Por ese motivo, es posible que los guayabos no se trasladen del norte al sur del país.

Campo de guayabos en la finca experimental del ARC de Nelspruit (foto facilitada por Salomie Willemse)

"Hemos identificado varias selecciones prometedoras y potencialmente resistentes a la enfermedad de nuestro programa de obtención de Nelspruit, donde no tenemos esta enfermedad en nuestra plantación, y en febrero de este año plantamos árboles jóvenes de 28 selecciones diferentes en la plantación de Infruitec-Nietvoorbij en Simondium, el Cabo Occidental, como parte de la fase 2 de nuestra evaluación para aumentar nuestro material vegetal en las diferentes condiciones climáticas del Cabo", continúa. Todas estas selecciones (que se ampliarán con otras 21) también han sido elegidas por su pulpa rosa, su menor cantidad de semillas y su mayor tamaño.

El Santo Grial sería una guayaba de pulpa rosa con una vida útil mucho mejor que pudiera exportarse en fresco, o como mínimo transportarse de una parte a otra del país, pues la guayaba Fan Retief tiene una vida útil tan corta que las guayabas del Cabo Occidental no se pueden enviar a los mercados de venta en fresco de Gauteng.

Producción en el norte del país
En el norte del país, la producción se ha reducido drásticamente debido al marchitamiento. Kosie Eloff, de Agrivet, en Soekmekaar, provincia de Limpopo, que sigue teniendo 10 hectáreas de guayabas, explica que la enfermedad mata el árbol y es tan contagiosa que el suelo infectado debe reasignarse a cultivos distintos. El otro factor que se cree que ha mermado la producción de guayaba en el extremo norte es el número de plantaciones anteriormente productivas desde que se transfirieron como parte del proceso de reforma agraria de Sudáfrica.

El impacto de esta enfermedad en las regiones productoras de guayaba en el norte se constata en una reducción de los volúmenes de aproximadamente un 70% en el mercado fresco de Johannesburgo en los dos últimos años, como explica Alex Christodolides, de los agentes de mercado Botha & Roodt. "Solíamos traer 20 o 25 palés semanales, pero ahora hemos bajado a 7 palés semanales, lo que equivale a unas 7 u 8 toneladas a la semana". Los precios altos que alcanzan las guayabas frescas no se debe tanto a la demanda como a la limitación de la oferta. Sea como fuere, los proveedores de guayaba están satisfechos con los entre 18 y 25 rands (1,13-1,57 euros) el kilo por los que se venden actualmente las guayabas frescas.

Otro productor de guayaba de Limpopo que todavía prospera es Amana Boerdery, en Levubu, aunque sus volúmenes actuales, de 200 a 300 toneladas, han bajado bastante desde las 700-800 toneladas de las temporadas previas. "La enfermedad del marchitamiento es más agresiva que antes y no existen productos químicos para combatirla", lamenta Piet Muller, de Amana Boerdery. "La enfermedad reduce la longevidad de una plantación de guayaba. Normalmente, una plantación puede producir durante 30 años o más, pero ahora prevemos tan solo 10 o 12 años de productividad".

Esta empresa agrícola, que también cultiva aguacates, nueces de macadamia y maracuyá, comienza a cosechar guayabas en mayo, cuando tiene envasados la mayoría de sus aguacates, y la temporada dura hasta septiembre u octubre. En la actualidad, tiene 12 hectáreas de guayabas, pero espera ampliarlas a 30 en los dos próximos años, dentro de las limitaciones que impone el marchitamiento y de la disponibilidad de suelo no infectado. La empresa se ha beneficiado de la sequía de los tres últimos años reemplazando las guayabas enfermas con papayas, pero en temporadas con precipitaciones normales, Levubu es demasiado húmedo para las papayas. Envían alrededor del 40% de sus guayabas a los mercados para la venta en fresco y a los supermercados, donde la fruta se considera de calidad sobresaliente, y el resto se destina al procesado.

La suave guayaba rosa, particularmente rica en vitamina C, que la convirtió en un producto preciado entre los marineros portugueses y holandeses, es muy apreciada en Sudáfrica en todas sus versiones (fresca, en zumo y deshidratada).

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